Es cierto que existen marcadas similitudes entre ambos: grandes toreros, con acusada personalidad, amplísimo poder de convocatoria y sobrada capacidad para hacer, con un toreo estático y vertical, “su” faena a un gran número de toros; con apoderamientos dispuestos a cuidar al máximo su trayectoria profesional; mando absoluto en el toreo de su tiempo (como consecuencia de los llenos que su presencia provoca en todas las plazas, lo quelleva a cobrar emolumentos muy superiores a los de los restantes compañeros de escalafón), seguidores incondicionales y furibundos detractores, y un misterioso distanciamiento de los medios de comunicación y sectores sociales más o menos próximos a su mundo.
Pero a partir de este punto, comienzan marcadas diferencias. Por ejemplo, la falta del de Galapagar de aceptar el compromiso de acudir a las ferias de mayorresponsabilidad, enfrentarse a toros de mayor presencia y competir, compartiemdo carteles, con las restantes figuras del escalafón.
Si estos gestos fueran incluyéndose en el palmarés de triunfos de JT, podríamos estar hablando de un torero de época. En caso contrario, con un promedio de oreja por corrida y el alejamiento de sus rivales naturales (Ponce,El Juli, Morante, Manzanares, Castella, Talavante o Perera) , será, sin duda, el torero con el que sueñan todas las empresas y casi todos los públicos. Algo así como ocurrió con Manuel Benítez “El Cordobés” en su época, sin llegar a ser, ni mucho menos, el mejor torero de su tiempo.
FUENTE: http://www.la-cronica.net/
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