domingo, 21 de agosto de 2011

Jiménez fue Tomás

                                                            20/08/2011 - 0:31 Escrito por Lanza
   
Plaza de toros de Ciudad Real.
Segundo festejo de feria. Lleno de “No hay billetes”.
Cinco toros de Torrehandilla y uno de Torreherberos. De presencia desigual. Escurridos de carnes, si bien varios se tapaban por la cara, especialmente 4º y 6º. Justos de raza y fuelle. Mejores 2º, 3º y 6º, aunque éste muy venido a menos.
Víctor Puerto (de grana y oro): Su primero fue apuntillado tras partirse la pata derecha (silencio). Estocada entera baja (ovación con saludos).
José Tomás (de ciruela y oro): Pinchazo y estocada entera (oreja). Dos pinchazos (ovación con saludos).
César Jiménez (de rosa chicle y plata): Estocada entera algo trasera (oreja). Pinchazo y estocada entera desprendida (oreja).
Saludaron tras banderillear Raúl Cervantes, de la cuadrilla de Víctor Puerto, y Carlos Casanova y Jesús Arruga de la de César Jiménez.
Julio César Sánchez / Ciudad Real
Pues como a veces ocurre, la fiesta se prepara para alguien especialmente, y al final quien sale “triunfador” de ella es alguien distinto. Algo así ocurrió ayer en Ciudad Real en la corrida estrella de la temporada en la provincia. A la postre, quien salió a hombros fue el torero que actuó de “tapado”: César Jiménez, cuando el festín estaba preparado para José Tomás. Y no es que José Tomás estuviera mal. No. Pero echamos en falta ciertos ingredientes de su tauromaquia actual, como por ejemplo las chicuelinas con el compás abierto, y una cierta animosidad mayor. En su primero, el menos toro de la corrida, condujo al natural de manera excepcional al de Torreherberos, protagonizando momentos de indudable torería, mando y plasticidad. Hubo variedad, firmeza y mucha despaciosidad, y ese algo intangible que el torero de Galapagar imprime a su toreo: personalidad arrebatadora y silenciosa. Sin embargo, al no poder redondear su tarde en el quinto, un toro que apuntó cualidades en los dos primeros tercios pero que se vino abajo muy pronto convirtiéndose en un auténtico mulo, el público se quedó con un sabor de boca menos dulce. Y hablando de público, durante la lidia del quinto se vivieron momentos casi esperpénticos, con un cruce de comentarios entre tendidos a cual más ridículo, intentando erigirse en protagonistas sin gracia cuando quien de verdad importaba a los allí congregados era lo que este torero hiciera con ese toro. Bocazas. César llegó, vio, y venció. Con el mejor lote de la corrida, eso sí. Con el capote el ajuste no fue excesivo en ninguno de sus dos oponentes, aunque sí fue notable la expresión que le puso a los lances a la verónica. Y con la muleta sus dos trasteos siguieron el mismo planteamiento, fundamentado en tandas con la mano derecha abriendo el compás, presentando plana la muleta, encajando los riñones, enganchando, conduciendo y vaciando la embestida con garbo. Bien César Jiménez en Ciudad Real. Un Víctor Puerto claramente mermado –demasiado- destacó en sus dos recibos a la verónica. Pero poco más pudo hacer, ya que su primero se partió la pata derecha nada más iniciar el trasteo de muleta, y su segundo, un manso encastado, tan sólo aguantó tres tandas en los medios. Víctor acertó a dejarle la muleta en la cara para evitar huidas constantes consiguiendo algunos redondos que conectaron con los tendidos, pero finalmente tuvo que rematar la faena cerrado en tablas, con algunos pitos en los tendidos, por cierto.

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