13.08.11 - 10:51 -
JOSÉ LUIS SUÁREZ-GUANES |
G ran expectación y recibimiento con aplausos a José Tomás que no hizo nada por salir a saludar. Su primero no se adaptó del todo al capear de salida. Muy buenos delantales, en cambio. Brindis al público. Estatuarios mayestáticos. El toro se para y el torero no se inmuta. Final de pecho logrado. No se acabó de acoplar, después, con un toro flojo, que no valía un duro. Retazos y pisar terreno firme, pero sin terminar de rematar. Al final, a base de estar ahí, sacó unos buenos naturales. El agua del pozo seco. No se puede negar su voluntad de exponer al máximo. Muy buena estocada final. El cuarto fue devuelto a los corrales y suplido por uno de la misma divisa. Otra vez, José Tomás, en acción. Muy bien al torear a la verónica. Media rítmica y medida. Cogitranca la res, José Tomás la mantiene y termina por estar totalmente entera. Se la saca a los medios. Tres derechazos templadísimos y el de pecho, por ese lado, enorme. Continúa al mismo ritmo en otra ronda y todavía en otra posterior y sube el diapasón al pasar a la izquierda, a los sones del pasadoble 'La gracia de Dios'. Otra segunda, magnífica. La tercera, insuperable. De rey del toreo. Maravilloso ayudado por bajo zurdo. Nueva intervención con la izquierda espléndida y un circular acabado en estupendo pectoral. Los pases por alto, cargando la suerte, tienen sabor añejo. La estocada baja la saca un peón y acaba, el diestro, con un buen volapié. No se atiende a la petición de la segunda oreja. Los despojos es lo de menos. Lo más importante es la lección de torería desarrollada por este monstruo del toreo.
Alejandro Talavante realizó unas personales chicuelinas, tras unas sosas verónicas al recibir al tercero. A la salida de un par de banderillas el toro se fue hacia Silveti, que fue alcanzado sin consecuencias. Bonito prólogo de Talavante que luego se luce en unos derechazos, superados en una segunda tanda soberbia. Molinete y nueva serie de arranque y torería. Bajó al natural con el toro más aplomado. El bache de mediada la faena lo subsanó en parte con cercanías y manoletinas. La labor irregular esfumó en parte lo positivo. El quinto casi resbaló antes de un quite por gauneras de Talavante, desigual aunque con bien. Pases por alto logrados, intercalados con otros por la espalda. Las naturales se sucedieron con temple y armonía. A los sones de 'El gato montés' continúa al natural, a buena altura, al igual que con la otra mano, entre sucesivas ovaciones. Un desarme en un pase por la espalda. Y, sin música, unos nuevos derechazos antes de un alarde de cercanías. Vuelve a estar junto a los pitones y las bernadinas finales y el desplante sin muleta llegan con fuerza al público. Dos orejas, que a algunos le supieron a más, no por inmerecidas sino por el recuerdo anterior del de Galapagar. Abrió la tarde el mexicano Diego Silveti, cuarta generación y quinto miembro de matadores de toros de una gloriosa dinastía mexicana. Se ajustó en verónicas óptimas, ganando terreno, y terminó con torera media. Gaoneras muy aztecas del biznieto de 'El Tigre', el nieto de 'El Tigrillo', de 'El hijo del rey David'. José Tomás le cede a Silveti el bonito morlaco de Salvador Domecq de nombre 'Lisonjero'. El nuevo matador brinda a la memoria de su progenitor. Bonitos tanteos y estupendo pectoral de principios. Aguanta en derechazos en dos tandas, en las que va a más y remacha con dos arrogantes pases de pecho. Una tercera realmente lograda, empalmada con dos rondas de naturales. Vuelve a la derecha, lograda dosantina y bernadinas por los dos lados. La espada le privó del trofeo, tras su estupenda labor.
En el sexto ocurrió otro tanto. Se lució en unas tafalleras y, luego, en unas saltilleras emocionantísimas. Tres pases del péndulo como los que ejecutaba su tío Alejandro, el cuarto Silveti. Gran recorrido tuvieron las dos primeras series de derechazos, llenas de temple y precisión. Una nueva serie, terminada con el mismo pase por la espalda, de espaciosos naturales para no ser menos que sus compañeros en una tarde histórica. Siguió por los dos lados con el mismo buen gusto e idéntica disposición. Acabó con un nuevo festón de manoletinas y un nuevo cambiado. ¡Qué lástima de espada que se llevó un seguro trofeo!
FUENTE: http://www.elcomercio.es/
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