viernes, 9 de septiembre de 2011

¡VIVA LA REPÚBLICA!

Crónica de MÓNICA ALAEJOS
Para algunos supersticiosos es una rutina llevar un ajo colorado en el monedero porque trae riqueza o poner una nuez en el azucarero porque es sinónimo de fortuna. Desdichado, desventurado, desgraciado, aciago, inoportuno, repetitivo, cansino…todo esto está siendo el destino con José Tomás hasta el momento en la temporada de la reaparición, esperadísima.  Tarde que hace el paseíllo, tarde que el vecino de al lado sale en hombros. Unas por la espada, otras por el toro…en definitiva…funesto, fatídico, adverso, opuesto, azaroso, hostil…todo eso está siendo el destino con el que dicen está siendo el mejor José Tomás.

La corrida de El Torreón ha tenido de todo pero, la verdad, es que ha habido un segundo y un tercero de lío gordo y precisamente ese tercero, el mejor en bravo cayó en manos del vecino de al lado que esta tarde se llamaba Leandro y que reaparecía de la fuerte lesión que le ha mantenido en el dique seco. El toro marcaba las querencias ya de salida y se vio tras el saludo de capa encajado y a compás del vallisoletano que después de un inicio de faena muy torero sacando al toro fuera de las rayas de picar hilvanó una faena de muleta cargada de vibración. El secreto del éxito fue que el toro repetía con mucha transmisión y la tomaba con codicia para que Leandro lo llevara largo por el pitón derecho. Al natural había que reducirle la velocidad con la mano más baja y engancharlo adelante porque sino el muletazo pecaba de velocidad excesiva.

Leandro puso temperamento a partes iguales con el de El Torreón y le ganó la partida en un final por manoletinas ajustadísimas. Es cierto que pudo haber alguna tanda más porque el toro tuvo duración y acometividad, fue un toro bravo y exigente al que había que poder. Esta vez si entró la espada y la buenaventura llegó al esportón del que siempre pierde por los aceros, es decir, del vecino de al lado. En el sexto volvió la emoción, pero esta vez más dosificada y sólo en ocasiones cuando Leandro rápidamente vio que el toro pedía distancia y mano baja para cogerle el tranquillo, lo hizo por el pitón derecho. Por el izquierdo faltó cierto acople y el trasteo no terminó de romper.

Lo del destino con José Tomás es solo cuestión de la puerta grande, el problema es que el chascarrillo corre como la pólvora y la gente lo comenta en los corrillos a la salida de la plaza. No ha habido trofeos pero sí muestra de su tauromaquia en continua evolución, ahora con el compás abierto con mayor frecuencia, como en el quite por chicuelinas al segundo o como en los doblones finales con el toro. Todo esto sin huir del toreo ceñido marca de la casa y de buscar reunir en las tandas por el pitón derecho. Es cierto que la faena al segundo rompió en el final con la granadina, cuando el toreo fundamental dio paso al de cercanías y riesgo, fue ahí cuando explotó la plaza. Cada fase de la faena fue un momento distinto de concentración, de inspiración y de entrega, fue como si nos diese la obra en fascículos. El postre por manoletinas puso la plaza de Valladolid en pie pero el mal fario a esas horas ya rondaba por allí para ir a parar a la espada del madrileño.

En el quinto le tocó bailar con la más fea y cuando intentaba torear perpendicular a las tablas casi lo arrolla. A partir de ahí, uno de El Torreón con cierta emotividad en la embestida pero que soltaba la cara al final del muletazo. En los intentos por el pitón izquierdo, el inicio del muletazo siempre fue bueno pero no hubo finales, el toro se defendía. Cuando apostó a cara o cruz para someterlo del todo se violentó.

Se despedía Manolo Sánchez de su plaza y lo hizo recogiendo una cariñosa ovación de sus paisanos tras romper el paseíllo. No hubo suerte, su lote no tuvo la raza suficiente para brindarle una fecha más para su memoria en el ruedo pucelano. Quizá se pasó con el puyazo al primero que se movió mucho mejor a favor de querencias pero enseguida dio síntomas de venirse abajo y lo hizo, vaya que si lo hizo. Manolo Sánchez nos regaló algún derechazo de mucha enjundia pero de uno en uno y sin calado en el tendido. El cuarto fue un toro bien hecho, bajo, con cierta movilidad pero sin clase, le faltó calidad y terminar de romper a embestir de verdad. Por el pitón izquierdo se quedaba más corto pero hubo cuatro naturales de cartel de toros.
 Lo mejor el final de faena tirando del toro, pero de eso un sector del público ni siquiera se enteró y Manolo inició un dialogo interesante con ellos…si tú molestas…yo trato de incomodarte…pensando en que estas palabras quedarán para la historia de tu carrera, solo te diré que eres un pedazo de torero y que lo serás siempre.

A todo esto alguien en el tendido no ha parado de gritar en toda la tarde ¡Viva la república!...pues eso…que viva.
Plaza de toros de Valladolid. Quinto festejo de la Feria de la Virgen de San Lorenzo. No hay billetes. Toros de El Torreón, de modélicas hechuras, y desigual comportamiento. Destacaron segundo, tercero -el más completo- y en menor medida el sexto. Noble y sin raza el primero, más complicados cuarto y quinto, que fue el peor. Manolo Sánchez, silencio y ovación tras aviso; José Tomás, ovación tras aviso y ovación; Leandro, dos orejas y silencio  
Fuente: http://www.mundotoro.com/

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