lunes, 26 de septiembre de 2011

El triunfo más amargo

José Tomás y Serafín Marín han sido los últimos matadores de toros en conseguir cortar orejas en la Monumental de Barcelona. Los dos matadores han salido a hombros del coso catalán, acompañados por el tercer integrante del cartel, Juan Mora, y cientos de aficionados al grito de ¡¡Libertad, libertad!!
El diestro de Galapagar ha desorejado al primero de su lote, un astado noble y repetidor de El Pilar, tras una faena limpia y templada, sustentada en la mano izquierda. Tras tumbar sin puntilla a su oponente, José Tomás ha dado la vuelta al ruedo con los dos apéndices y acompañado de una "senyera". El madrileño también ha podido tocar pelo en el quinto de la tarde, pero el mal uso del acero se lo ha impedido.
El extremeño Juan Mora volvió a derrochar maestría por los cuatro costados, especialmente en el comienzo de su primer trasteo. Tras tres buenas series en redondo, la faena se ha enfriado y, tras dos pinchazos, recibió una ovación con saludos. Su segundo astado fue más complicado y el de Plasencia tuvo que arrimarse para sacar algo positivo.
El de hoy era posiblemente el día más duro de la carrera de Serafín Marín. Pese a tener varias cornadas de importancia en su cuerpo, el mayor golpe le ha llegado de parte de sus paisanos, que parecen no comprender su forma de ganarse la vida. El de Moncada ha salido en su primero con un capote reivindicativo: en la parte delantera, de estilo picassiano, podía leerse la palabra libertad, mientras que el reverso portaba los colores de la bandera catalana y el año de inauguración del coso, 1914.
Su primer oponente apenas le ha dado opciones y el de Moncada salió dispuesto a que el último toro que se iba a lidiar en Cataluña no se fuera con las orejas al desolladero. Pese a que Dudalegre, negro mulato de 567 kilos, no le ha permitido al catalán estar a gusto, su voluntad y una gran estocada han provocado que los 20.000 espectadores que llenaban la plaza pidieran las orejas. Al recogerlas, Serafín se ha despedido de "su" plaza besando el albero y con lágrimas en los ojos.
Los aficionados se han echado al ruedo y han sacado a los tres diestros en hombros, llevando a Serafín Marín en volandas hasta el centro de la ciudad. Más de una hora han tardado el público en abandonar el ruedo de La Monumental, resistiéndose a cerrar las puertas de la plaza que más toreros ha lanzado al estrellato del mundo taurino. Muchos aficionados han sido incapaces de reprimir sus lágrimas, impotentes al ver como atentan contra su libertad y su dignidad.
Se ha perdido la batalla pero la guerra no ha terminado. Es momento de ponerse el mono de trabajo y evitar que haya más "Cataluñas" a lo largo y ancho de España. Empresarios, ganaderos, aficionados y sobre todos los toreros tienen que ponerse las pilas y dejar de mirar solo por sí mismos, defendiendo la fiesta nacional a capa y espada. No podemos dejarla morir.

FUENTE: http://blogs.terra.es/

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