sábado, 10 de septiembre de 2011

José Tomas, de azul cielo y oro


Por: Yondi Obregon

7 Tardes, 7 orejas, así regresó JT, así regresa, así será, y es que a José Tomas ya no se le puede medir por el número de orejas obtenidas en cada festejo, José tomas pasó ese nivel, está en algo superior, en algo divino, en algo inalcanzable, y sí, es el mejor y no de ahora, de ayer y de siempre.
Los sabidos, sabios, críticos y más dirán, siempre lo dicen, que todo eso que da José Tomas no es suficiente, nunca lo es, porque el morbo colectivo que alimentan les hace esperanzarse en presenciar la tarde, esa que cuando suceda sientan que han tocado el cielo han presenciado la sangre derramada por última vez de un santo del toreo, y dirán que no, que siempre pregonaron que siempre reconocieron la deidad de un torero eterno, sentirán que aquello lo hace divino, porque no descansaran hasta verlo desangrar en tablas, hasta verlo morir.
Su reaparición en Valencia estuvo lleno de polémica porque no dudó en hacer a un lado a aquel iluso ganadero que quiso condicionar al torero,  soberbia inaguantable,  JT es lo que es porque establece su propio limite, su propia ley “Cuando uno elige jugarse la vida, también tiene el derecho de elegir otras cosas”.  Antes se criticaba al torero por matar corridas de Cuvillo, ahora hasta se lamenta que no sea así, es que cuando se quiere más siempre faltara todo.
Qué diferencia a José Tomas del resto del escalafón?  Ponce ya es un torero retirado en actividad, su toreo de lejanías no emociona, el arte se desvanece. José Mari Manzanares torea con mucho arte y estética, me gusta soy su seguidor, pero le falta emoción lo estéticamente correcto puede resultar hasta cierto punto aburrido. Castella, como dirían mis paisanos, torero casado torero acabado, no da nada demás, es lo mismo. Talavante es un remedo light de José Tomas.  Morante es de época, es de colección, es de ese tipo de toreros desentendido por muchos pero tiene arte puro. El Juli es un torero completo, como tal ya no crea expectativa porque será lo que ya es. Entonces emerge la imagen de José Tomas,  amalgama todo de la fiesta del toro, magia, emoción, arte y valor. Trasciende, quien lo vio dirá que nunca vio algo así, es un torero de verdad, es un torero de valores;  aunque un Juez de Plaza, un cronista taurino o simplemente un aficionado, como el más fanático , quede esperando más,  esperando encontrarse de nuevo  con el ídolo en cualquier plaza del mundo.

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