viernes, 9 de septiembre de 2011

El mito pincha en hueso

El torero José Tomás volvió a llenar la plaza de toros de Valladolid con más de 10.000 personas en una tarde de calor sofocante.

La tarde de ayer estuvo cargada de emociones por la actuación de José Tomas, casi una exclusiva para Valladolid y también por la despedida de sus paisanos de Manolo Sánchez, y la reaparición de Leandro, tras la grave lesión que sufrió en un tentadero.
JOSÉ LUIS LERA, EFE Cerca de las cuatro de la tarde los primeros aficionados, de los 10.000 que asistieron al festejo, se acercaban a la plaza del Paseo Zorrilla, a pesar de que la corrida comenzaba a las seis. El de Galapagar (Madrid) ha sido capaz de reunir en el alfoz del coso a taurinos y antitaurinos, que se concentraron a las cuatro y media en la entrada de la plaza.


El Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) convocó a más de treinta personas, que han protestado con pancartas y carteles.


Sin embargo, los aficionados seguían acudiendo por millares a la cita con el torero madrileño que brilló en Valladolid en el día de la patrona, la Virgen de San Lorenzo.


Compañeros de profesión como Óscar Higares, César Rincón o David Luguillano y políticos de ámbito nacional, local y regional, entre otros, asistieron a la cita con el torero convertido en mito.


Pocas veces se ha visto la plaza de Valladolid tan llena y la última ocasión fue cuando, de nuevo, José Tomás la abarrotó en 2008.


El primero en salir al ruedo fue el vallisoletano Manolo Sánchez que se despedía de su público que supo animarle durante sus dos faenas. Al aparecer en el ruedo Manolo Sánchez para enfrentarse a su primer toro fue recibido con una ovación. Después de brindar al publico, la faena no fue posible porque el toro no lo permitió. Parado, soso, con las fuerzas justas, se defendía para no caerse y pese a los esfuerzos de Manolo no pudo conseguir el lucimiento. En tarde tan señalada, la suerte le fue esquiva y el segundo de su lote tampoco le permitió florituras pese a los esforzados deseos de su matador.


Pero los congregados esperaban a José Tomás, que saltó al ruedo vestido de azul en busca de una tarde redonda con la que poder poner el broche a la temporada.


Brindó José Tomás al público su primer enemigo para a continuación realizar una faena larga, maciza, ajustada, tan valiente como bella, tan dramática como plástica, en la que fue cogido en los primeros compases sin consecuencia. Las primeras chicuelinas del madrileño desataron los «olés» del público que respetó con silencio la labor. «¡Vamos, maestro!» se ha escuchó en varias ocasiones, además de los «¡ay!», cuando su primer toro, «Pasionario», le daba el primer y único susto al madrileño.


El revolcón dio más fuerza a los aficionados de todos los lugares de España que pagaron hasta mil euros para acudir a Valladolid.


«¡Qué bonito!», «Así da gusto», comentaron unos aficionados emocionados, mientras José Tomás se acercaba al toro con la valentía que le caracteriza.


Al tiempo de entrar a matar, no pudo ser a la primera, tampoco a la segunda, sino que fue a la tercera, «algo que le ha chafado una faena muy buena», según los comentarios entre el público.


El segundo de los animales que le ha tocado en suerte, «Corredor», fue revuelto, con un toque de violencia y el madrileño lo mató a la primera.


Pero no todos los ánimos fueron para el madrileño, ya que sus acompañantes eran vallisoletanos y el público supo otorgar su cariño a sus paisanos.


Leandro Marcos, afincado en Toro, fue el último y el triunfador de la tarde, ya que recibió dos orejas, los aplausos del público y salió por la puerta grande del coso de Zorrilla.


Se lidiaron seis toros de El Torreón, de correcta presentación. Manejable el segundo, muy bueno el tercero, al que dieron una vuelta al ruedo aunque con protestas, y bueno el sexto. No han dado facilidades primero, cuarto y quinto.

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