domingo, 24 de julio de 2011

Un filósofo en el ruedo

Fernando Sánchez Dragó |

Estoy en el AVE. Vuelvo a Madrid después de lo de Valencia. No veo, por más que lo mire, el paisaje que corre que se las pela al otro lado de la ventana. En mis pupilas sólo caben las imágenes que el sábado nos brindó la plaza. Eran fulgores, eran puñales, eran fractales. Pasaban desde el ruedo al corazón, desde el corazón al alma, desde el alma al subconsciente y desde ese abismo a la leyenda.

José Tomás, en la corrida del sábado en Valencia. | Ap

Si el toreo es emoción (y lo es), si el toreo es coraje (y lo es), si el toreo es sentimiento (y vive Dios que lo es, porque muy poca cosa sería caso de que no lo fuese), el sábado, en Valencia, hubo toreo a raudales.
Ahora bien, y perdónenme que disienta de casi todos... No hubo arte –el que en la tarde anterior desplegó Enrique Ponce al torear su segundo, malogrado por la espada, o Manzanares en sus molinetes y en su forma de matar recibiendo– o lo hubo en muy escasa medida.
De Saldívar, que abrió la puerta grande cuando sólo José Tomás merecía salir por ella, no me gustó nada, lo que se dice nada, excepto el valor. Éste, sin embargo, no es condición necesaria –Curro y Paula lo demostraron en su ya lejano día– ni suficiente para el buen toreo.
De José Tomás, en cambio, aunque no torease del modo que yo esperaba, sólo puedo hablar bien. No dio una lección de estética. La dio de ética, esto es, de coraje, de pundonor, de dignidad, de entereza y fortaleza psíquica y física... ¡Precisamente él, de apariencia tan frágil, tan reducido al alma y a la esencia por el percance de Aguascalientes!
El vídeo de la corrida debería proyectarse en las escuelas para que los niños se enteren de que el mundo y la condición humana no es lo que sale en la tele.
Tomás ha vuelto del Hades transformado en un torero metafísico. Ya no es sólo, como en otras ocasiones he dicho de él, dionisíaco. Ahora, además, es aristotélico, platónico y socrático. El toreo, en su muleta, se vuelve filosofía. No cabe llegar más lejos. Ahí van mi mano, mi gratitud y mi enhorabuena.

CRONICA

Zabala de la Serna | Valencia
Salió José Tomás y se caía literalmente la plaza. Una nube de fotógrafos. La delgadez hasta el punto que la taleguilla hace pliegues. De malva y oro. Y el pelo más cano. Los sufrimientos que calan. Pero el valor permanece intacto. Un toro salinerito, largo, musculado, suelto de carnes y suelto de cara. Eolo no quiso faltar al encuentro de JT. El viento y él. Qué soledad. "Burreñito" por nombre.
El quite por delantales al toro de Víctor Puerto que se vino abajo fue su carta de presentación. Bella la media. Pero luego en su toro se vio que no ha habido mella en la coraza del valor. El capote a las espalda y las gaoneras ligadas, embraguetadas, metiéndose con la embestida por bragueta. El toro era violentito, que no sé si está dicho, y José Tomás lo hacia todo por abajo. Tanto que el toro le piso la tela. Un par de desarmes. La tercera tanda por la derecha fue cumbre. De encaje y arrastre. Esa era la mano menos violenta del toro. Por la izquierda no la quería. Una espaldina improvisada. El de Galapagar mantiene la ética de la quietud. Podía no haber sido después del tabacazo de Aguascalientes. A sus médicos brindó.
Estuvo más entregado el torero, que no movía una pestaña de sus músculos cuando el toro se le venía sin tocar, que el personal, que estuvo con todos, y con las verónicas de Puerto, y con la faena de Arturo Saldívar al mejor toro hasta el momento de la tarde. "Mirabajo" se llamaba. Que tarde dio el mexicano. Embraguetado, bragado, el torero; muy humillado el toro y repetidor. Saldívar ya había dejado un quite por la escuela de Miguelín de acojonante valor. Y otro luego por chicuelinas a favor de querencia. "Mirabajo" fue buen toro. Y la faena de Arturo no lo fue menos. Mano baja. Sólo un despiste al perderle la cara trajo una fea voltereta inocua. Mató de pinchazo y estocada. ¡Qué oreja más sabrosa!
El burraco cuarto se movió lastrado de los cuartos traseros, con una movilidad cercenada por lo que fuera, por cualquier lesión. Puerto, cuyo inicio de rodillas en el anterior puso la plaza en pie, porque toreó en redondo como Dios, lo intentó infructuosamente con su último cartucho. Demasiado insistentemente.
José Tomás rompió todo en el quinto. Un tío. Frente a un tío. "Dulcero". 556. La pureza encarnada en un quite por chicuelinas con el compás abierto. Brutal la media belmontina. El toro entero. Poderoso. Un voleteron cuando se le vino a los medios por estatuaríos cruzado. JT grogui. Agua en el cuello. Y Volvió volvió al tercio. Otra vez a los medios. El torazo ya rajado. Pero íntegro. Intrégro José Tomás. Con la derecha. Y cómo de los pasó por la izquierda. Por la bragueta. En todas dándole su distancia. Y en el platillo con el chaleco abierto, la muleta retrasada, los muslos puestos, descarado. Las manoletinas finales de medio compás abierto, la estocada arriba y un presidente inutil que niega las orejas. Las dos. Con las que ha dado en estos días. Un mamón. Saldívar se llevó el lote con el 6. Volvió a estar tremendo. Muy puro. De rodillas el inicio. Oreja. Puerta grande. Justa. Pero de justicia era la de JT. Salvo por un cabrón. Juan Moreno.

Ficha:

Plaza de toros de Valencia. Sábado, 23 de julio de 2011. Séptima de feria. Lleno de "no hay billetes" (10.000 personas). Toros de El Pilar, serios, muy parejos por delante, distintos remates; bueno perp a menos hasta pararse el 1; violento el 2; bueno de verdad el 3; manso y poderoso el 5; notable el 6.
Víctor Puerto, de azul pavo y oro. Bajonazo. Aviso (saludos). En el cuarto, estocada rinconera (silencio).
José Tomás, de malva y oro. Media estocada tendida. Aviso (saludos). En el quinto, estocada (oreja, petición y dos vueltas al ruedo).
Arturo Saldívar, de nazareno y oro. Pinchazo y estocada (oreja). En el sexto, estocada (oreja). Salió a hombros. FUENTE: http://www.elmundo.es/

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