sábado, 23 de julio de 2011

José Tomás vuelve esta tarde a pisar el albero

El mito viviente del toreo regrsa a los ruedos en Valencia, donde se ha colgado el cartel de 'no hay billetes'

23.07.11 - 14:19 -
Será hoy. Sobre las siete y media de la tarde en Valencia. José Tomás (Madrid, agosto 1975) volverá a ponerse delante de un toro. Han pasado casi quince meses desde el 24 de abril de 2010. Ese día, 'Navegante', un astifino de 487 kilos de la ganadería de Pepe Garfias, enganchó a Tomás con su cuerno izquierdo en la plaza mexicana de Aguascalientes, y le infirió una cornada de 15 centímetros en su ingle izquierda que le reventó la femoral y la safena. Al diestro le salvó la vida el subalterno Diego Martínez. El chamaco le metió la mano en el boquete y le apretó la arteria con los dedos mientras se lo llevaba en volandas una troupe compuesta por Miguel Cubero (el hermano del difunto Yiyo), Napoleón, Alberto Elvira, El Payo, Todomundo y un monosabio de gorra de plato y chaquetilla roja al que apodan El Bigotes en la Monumental.
El drama duró horas. Por megafonía se pidieron voluntarios para donar sangre del raro tipo A negativo. A José Tomás se le fue hasta la color de la cara. En la barrera, como testigo directo, Joaquín Sabina, amigo y partidario del maestro que cantaría pocas horas después en San Marcos, la otra plaza de toros de la ciudad. "Es muy duro estar aquí haciendo mi trabajo que es tocarles el corazón y divertirlos, mientras están operando a mi torero", se lamentaría el cantante después. Se dice que, en esas horas casi mortales, al diestro le trasfundieron ocho litros de plasma y plaquetas. Él bromea a veces diciendo que su sangre es ya mexicana e "hidrocálida".
Han sido quince meses en los que José Tomás ha tenido que recuperar su maltrecha pierna izquierda, convertida en un "palillo" por la atrofia de la inmovilidad, por la pérdida de masa muscular y la quiebra de varios nervios. Hace casi un año, el 30 de julio, pasó siete horas y media en el quirófano. Tuvieron que injertarle tejido propio para revivir un nervio muerto. Decidió volver cuando vio que la intervención había tenido éxito. "Pero no podía caminar con normalidad; en más de una ocasión, andando, le fallaba la rodilla y se caía al suelo. Todo eso supone un deterioro físico y psicológico muy importante", concede José González, vecino del torero en su retiro de Estepona y el médico que ha llevado la recuperación del diestro día a día. "Él nunca pensó que se iba a morir. Nunca ha tenido miedo a la evolución del proceso ni a la cogida", remarca González. Lo que está lejos de toda duda es que Jose, como le llama su madre, ha sudado sangre para que su pierna izquierda le permita volver a torear.
El baile de la bestia
Aunque el diestro no ha recuperado la totalidad de la masa muscular perdida y la pernera le flotará en su nuevo traje de torear, su pierna le sirve ya para marcar el compás. "Tomás es un hombre inteligente. Sabe que no puede presentarse en una plaza sin estar en una forma perfecta. Eso forma parte de su honradez personal frente a la tauromaquia", señala Albert Boadella, amigo y seguidor del torero, un hombre mercurial y tomasista. "Tomás -declara Boadella a V- es un hombre que entiende este arte como un sacerdocio, que lo vive como una vocación mística. Se parece a los sacerdotes antiguos que ofrecían un sacrificio al pueblo. Yo le adoro, pero, la verdad, preferiría que no me hiciera sufrir tanto. Una parte de este juego es que no te coja el toro", subraya el actor y director teatral.
Su apoderado Salvador Boix resalta que, durante este largo parón forzoso, José Tomás "no ha parado de reflexionar sobre cuál es su concepto del toreo y ha profundizado, más si cabe, en su compromiso de toreo excelente. Más de uno -asegura Boix- se quedará asombrado" de lo que verá en Valencia, donde se han acabado las entradas para contemplar en el coso de la calle Xátiva la reaparición del diestro de Galapagar que, esta temporada, solo lidiará nueve corridas. ¿Por qué semejante atracción? ¿Qué misterioso magnetismo maneja este hombre de ojos y pestañas enormes que enmarcan una cara antigua?
Dicen que no se aparta nunca. Que se crece con el castigo. Aunque su apoderado tenga una respuesta más filosófica. "Yo soy un admirador más, capturado por las formas del toreo de José Tomás. Como tantos otros aficionados, busco el milagro", confesó Boix a este periódico. "Y el milagro de la fiesta está en José Tomás, un hombre capaz de impactar y conmover, conocedor de las formas y que sabe ponerse en el sitio".
El sitio. Boix pronuncia la gran palabra. El lugar, el sitio, ese espacio mágico, tan cambiante como impreciso, donde se produce el toreo. Cuando un torero pone los pies en él, el mundo entero se desplaza para girar sobre ese eje. "José Tomás transmite; su toreo puede llegar a cualquiera. Eso ha pasado de boca en boca, conmueve y desata pasiones", asegura Boix.
"Él siente esa impresión tan formidable que provoca en 20.000 personas el hecho de que una bestia salvaje, dispuesta a matarte, baile a tu alrededor. Es totalmente adictivo, es muy difícil vivir alejado de eso", asegura Boadella. "Vivir sin torear no es vivir", ha llegado a decir el maestro. "Es un torero que ha sufrido lo que no está en los anales. He visto cómo le cogía un toro en el cuello en Jerez. Y estaba en el tendido en Madrid cuando sufrió tres cornadas en una misma tarde. José Tomás es valiente y te levanta del asiento. En él conviven el ay y el olé", dice el aficionado Leopoldo Sánchez-Gil.
¿Qué es el valor?, le preguntaron en cierta ocasión a Luis Francisco Esplá, un cruce entre místico, artista y torero. "El valor es el sitio donde se pone José Tomás", certificó el maestro.
Espera un hijo
La madre del torero, Isabel Martín, solo le ha visto una vez en la plaza. Fue el día de su alternativa en México. El debutante fue corneado sin saber que ella estaba en los tendidos. La mujer le prometió que no volvería a una plaza nunca más. "Y lo he cumplido", asegura. Aunque haya aficionados tarambanas que presumen de que siguen a Tomás porque paladean el peligro en cada pase, la madre del torero argumenta que él "no quiere morir en la plaza; quiere vivir, ama la vida". Y más ahora, cuando espera un hijo para el próximo mes de noviembre de Isabel, su novia de toda la vida, la chica guapa que trabajaba en una tienda de revelado de fotos.
Para el regreso José Tomás ha cumplido con todos sus rituales. Ha toreado en el campo, ha tentado a puerta cerrada y, hace pocos días, vestido de luces, mató dos toros en Morazarzal. También se sabe que ha pasado alguna noche en la finca del Pilar, de Moisés Fraile, en el Puerto de la Calderilla, en Tamames (Salamanca), de donde han llegado ya a Valencia los cinco colorados, los dos negros y el burraco que componen el lote del Pilar para el sábado. "La corrida de mañana es la resurrección de José Tomás, ya que estuvo prácticamente muerto. A la fiesta le hacen falta dos o tres José Tomás", resalta el ganadero Moisés Fraile. El diestro se hará acompañar de su hermano Andrés como mozo de espadas y de Jesús Arroyo, 'El Quiqui'. Miguel Cubero, José María Soler y Ricardo Izquierdo formarán una cuadrilla que completarán los picadores José María Prieto y Vicente González.
Fiel a otra de sus costumbres ("él lo llama manías", reconoce la madre con todas las letras), toreará el segundo y quinto toro. Por delante, siempre un veterano: Víctor Puerto, que sustituye al convaleciente Juan Mora, corneado en Pamplona. Por detrás, una promesa; en esta ocasión el mexicano Arturo Saldívar.
Vuelve el hombre. Los ruedos verán de nuevo el caminar arrogante y serio de este tipo «de mirada perdida y serenidad marciana» a quien un abuelo, de nombre Celestino y taxista de toreros por oficio, empujó al mundo de los capotes. José Tomás, que nunca monta en ascensor cuando viste el traje de luces, bajará mañana andando las escaleras del Valencia Palace, camino de la plaza. Allí, a este hombre con madera de mártir le espera su destino, la vida, entre los cuernos de un toro. FUENTE: www.elcorreo.com/

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